EL ACTA DE DEFUNCIÓN
Adaptado como vivencia en la propiedad horizontal.
Crónica de una comunidad invisible y desconectada.
Como propietario y habitante de un Condominio en donde resido, con una población que hoy puede tener un alto componente de residentes en el grupo etario de adultos mayores, que se encuentran gozando de todos los privilegios que le otorga la gran área de naturaleza viva con su fauna y su flora y de manera especial un terreno que se considera una reserva natural que provee una buena dosis de salud ecológica, además del área de su territorio total que cubre una extensión del tamaño de una finca ganadera, se pueden estar presentando experiencias y vivencias individuales que se asemejan como metáfora a el relato del acta de defunción y que se pueden extrapolar a todas las propiedades horizontales de carácter residencial.
Hay que ver, como propietarios, residentes y habitantes de temporada, que estamos viviendo en estos hermosos territorios, (propiedades horizontales) una situación de retiro y proyecto de vida que conjuga una experiencia personal y una etapa de transferencia y legado para quienes conforman nuestras familias, como una generación a la que dejaremos el goce y disfrute de estos bellos territorios, viviendo en una maravillosa casa o apartamento en un Condominio privado, en donde lamentablemente nos encontramos con egos y estilos en donde nos vemos mutuamente como más grandes e importantes que los demás y nunca hablamos con nadie; incluso mientras caminamos o transitamos en nuestros medios de transporte por las vías, los parques y las amplias zonas comunes que tenemos, tanto de día como en las noches, ignoramos a nuestros vecinos, colegas y hasta amigos, mirándolos con altivez y descortesía y hasta evitando el contacto visual y mucho mas grave ampliando la distancia para un encuentro personal.
En este contexto, en este espacio y en este ambiente y ecosistema; un día, de alguna manera, sucedió que una persona mayor, en un plan de ejercicio físico y mental, caminando por las vías y senderos de la propiedad, decidió buscar, en un intento de compartir, relacionarse y conocerse con sus homólogos copropietarios, crear una, rutina de encuentros y conversaciones y acercarse a sus vecinos y colegas propietarios, para hablar, escuchar y afianzar un encuentro amistoso y autentico, sin prevenciones y sin la arrogancia y prepotencia de los logros de la épocas precedentes y a cambio construir una relación armoniosa y contagiosa que se volviera viral y contaminara a toda la comunidad; lo cual por fortuna logro conseguir y repetir durante varias ocasiones y mantuvo reuniones programadas o espontaneas durante algún tiempo.
Cada encuentro y conversación fue principalmente un monólogo, pues aparecía esa resistencia a la duda y desconfianza que caracteriza la convivencia en la propiedad horizontal, no obstante la persona mayor insistió en tener una conversación abierta, libre y sincera y logro motivar a sus interlocutores, y en cada encuentro que tuvo, pudo escuchar historias y relatos, pero en cada caso encontró que todos hacían alarde de el gran puesto y la alta posición que ocuparon antes de integrarse a esa comunidad a la que llegaron por situaciones no planeadas.
Entonces; el adulto mayor escuchándolos en silencio y viendo que sus vecinos eran muy inquisitivos y arrogantes sobre los demás, decidió hablar y dijo: "Amigos, vecinos, después del retiro todos somos como lámparas usadas y terminamos fundidos. No importa quienes éramos, no importa el voltaje de trabajo que teníamos, no importa cuánta luz o brillo dábamos. He estado viviendo en esta comunidad durante los últimos 20 años y no le he dicho a nadie que fui Secretario del Presidente de la República; el adulto mayor continuo su comentario y dijo; aquí existen mujeres y hombres que ya están jubilados y han sido Gerentes, Presidentes, CEOS, de importantes empresas; también han sido servidores de la patria y son generales retirados de la republica, pero también existen otros hombres y mujeres que sin haber sido destacados en cargos tan importantes, fueron agregados militares en una embajada o profesoras en una universidad antes de jubilarse. No se lo han dicho a nadie, ni siquiera a mí que he logrado compartir y conocer algunas personas, pero lo sé.
Debemos entender, que todas las lámparas usadas, ahora, son las mismas, cualquiera que sea su potencia, 10, 40, 60, 100 vatios, no importa ahora. Tampoco importa que tipo de bombilla éramos antes de terminar aquí: LED, CFL, halógena, incandescente, fluorescente o decorativa. Y eso, amigos míos, también se aplica a ustedes. El día que entendamos esto, encontraremos armonía, bienestar, confianza, paz y felicidad en nuestra comunidad.
No se nos debe olvidar que; tanto el sol naciente como el sol poniente son hermosos y adorables, pero en realidad, el sol naciente (día – juventud y ciclo productivo) adquiere más importancia, e incluso es adorado, mientras que el sol poniente (noche - envejecimiento) no recibe la misma reverencia. Es mejor entender esto, más temprano que tarde."
Estimados amigos y vecinos, nuestros actuales cargos, títulos o poder que ejerzamos, no son permanentes. Mantenernos con mucho apego y emoción en esas posiciones que deben ser rotativas y de oportunidad para todos, solo nos complica la vida cuando queremos ser permanentes y nos aferramos con egoísmo para no perder el reconocimiento y admiración que nos representan. Recordemos que cuando termina el juego de ajedrez, el rey y el peón vuelven a la misma caja. Por lo tanto, disfrutemos de nuestros logros y de todo lo que hemos adquirido HOY, para poder tener un tiempo fabuloso en lo que resta del camino y estar en PAZ con nosotros mismos.
Al final del día, todos esos títulos, certificados, nombramientos o reconocimientos, no son más que un papel que será reemplazado por un solo certificado: "El acta de defunción".
Amigos, vecinos; vivamos intensamente, este paso que nos permite la vida y entendamos que solo nosotros como colegas propietarios y dolientes únicos de estos territorios construidos en propiedad horizontal, pueden ser un paraíso si nos permitimos a nosotros mismos expresar nuestro sentir y aportar en la construcción del mejor territorio en donde podamos desarrollar la ultima etapa de nuestros proyectos de vida, con verdaderos, auténticos y reales momentos continuos de Felicidad.
Seamos felices con lo que tenemos, mantengámonos activos, dejemos las apariencias, los odios y las percepciones equivocadas y juicios de valor, no desconozcamos el valor, el compromiso y el orgullo de nuestros vecinos y colegas propietarios y entre todos aportemos en procura del crecimiento y desarrollo de estas pequeñas sociedades, que solo nosotros entendemos y podemos potenciar con un tejido social fuerte y poderoso que nos convierta en ejemplos para nuestros herederos y dejemos un legado cargado de emociones y sentimientos que solo nosotros podemos expresar y transformar.
Hagamos de nuestro pequeño territorio un espacio y un ambiente organizado, autónomo y auto-gestionado en donde todos tengamos un lugar que nos permita colocar ese granito de arena para tener el paraíso que queremos.
Es imperativo y un objetivo superior, que conozcamos y apliquemos en la practica de nuestros roles al interior de cada propiedad, lo que se conoce como habilidades blandas y tratemos de que nuestras acciones trasciendan y apoyemos mutuamente, mientras tengamos vida.
Siempre que sea posible, pongamos una sonrisa en la cara de nuestros vecinos y amigos, tengamos una palabra afectuosa y confiable con todos, no, nos cuesta nada y ganamos mucho.
Vivamos con entusiasmo y optimismo, con calma y sin bajar la guardia. Con amor, buen humor, caridad, humildad, templanza, honestidad, prudencia, empatía, solidaridad, tolerancia, comprensión, sin egoísmos, sin ira, sin soberbia y ante todo sin el EGO inflado que nos impide tener esa comunicación con dialogo sincero, oportuno y constructivo.
La falta de habilidad, disposición, actitud y respeto por los demás en materia de comunicación e intercambio de saberes, experiencias y conocimiento, se convierte en una debilidad de algunas personas, que desconocen la importancia de convivir, reconocer y aprovechar las fuentes de pensamiento, conocimiento y experiencia que existe en cada territorio (propiedad horizontal) y que inducen a un sectarismo y discriminación entre vecinos y pares, alimentando la polarización, confrontación, desconfianza y distanciamiento entre copropietarios y vecinos, haciendo que se produzca un atraso mayor en materia de confección del tejido social y construcción de ambientes y espacios adecuados para conseguir encuentros de dialogo, conversación, decisiones y acciones sobre causas y objetivos comunes.
Por esta razón aparecen las amenazas organizacionales, que en lo administrativo, con énfasis en la función social, hace que se creen riesgos y se deba enfrentar los peligros que aumentan las distancias sociales en una propiedad, que es el mayor obstáculo (desconfianza, envidias, egoísmos y EGOS inflados) que se debe derrotar en las comunidades que se congregan en una propiedad horizontal. Estas barreras son las que impiden que se pueda escalar hacia niveles de verdadera integración, que a su vez permitan avanzar en estilos de convivencia y felicidad, fundamentados en cultura colaborativa, trabajo colaborativo, democracia participativa, inteligencia colectiva y liderazgo social.; lo cual permite conseguir propiedades horizontales que se destaquen como modelos de bienestar, calidad de vida, buena vecindad, convivencia y felicidad.
Seamos humildes y vivamos con plenitud e integridad, dejemos las tentaciones a un lado y evitemos el abuso de autoridad, la posición dominante y el uso del poder; generemos confianza y seguridad entre nosotros mismos, reconociendo que solo nosotros tenemos el espíritu y la sensibilidad de soñadores y constructores de bienestar y felicidad, que nos permite diseñar y moldear el territorio que queremos.
Nota colaborativa por: Cesar Augusto Mogollón Hernández.